REINA DE HIELO. CAPÍTULO 25. Un lugar oculto
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 25. Un lugar oculto
Sonrío sola frente a la pantalla mientras veo el mensaje de Viktor. No debería hacerlo, ya debería estar avisadas de todos sus “pros” y sus “contras”, el problema es que “contra la pared” de repente es un “pro”. ¡Joder, qué filosófica me estoy poniendo!
Salgo del laboratorio poco después de las cinco, fingiendo que voy directo a casa. Tomo una ruta distinta a la habitual, reviso los espejos del coche y hasta me bajo en alguna cafetería como distracción, por si acaso. No quiero que nadie sepa a dónde voy, y mucho menos quién me espera.
Media hora después salgo por un callejón trasero de la cafetería y camino dos calles. Oskar está sentado en su auto destartalado cuando llego al estacionamiento que me indicó. Apoya el codo en la ventanilla como si estuviera de paseo, pero su mirada no deja de moverse.
—¿Lista, señorita Bond? —me pregunta, sin siquiera saludar.
—Sí. Nadie me siguió.
Él asiente y me entrega una llave pequeña, oxidada en las pun