REINA DE HIELO. CAPÍTULO 26. Una prueba
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 26. Una prueba
Sonrío por lo bajo, es inevitable. Tal parece que esto de ser colágeno será cierto, porque Viktor apoya un hombro en el marco de la puerta como si fuera un colegial apoya en una taquilla y me mira desde arriba.
—¿Para qué quieres que te escriba? ¿Te preocupa que me desvíe del buen camino?
—¡Mucho! —acepta y yo le ruedo los ojos.
—Perfecto —digo, bajando un poco la voz—. Ya nos vamos conociendo.
Me despido y subo a mi auto, y regreso con una sensación rara en el pecho, como si hubiera dejado algo en su casa, como si una parte de mí quisiera quedarse allá, entre planos y vino.
Cuando llego a casa, respiro hondo echándome en el sofá y le escribo:
ALMA: Ya llegué.
VIKTOR: Gracias por avisar. Cuando vayas a salir mañana al trabajo me escribes también.
ALMA: ¿No prefieres ponerme un GPS?
VIKTOR: ¿Cómo sabes que no te escondí un Air Tag en el sushi?
ALMA: En ese caso, te llamaré desde Urgencias.
VIKTOR: Estaré esperando.
—¡Istirí ispirindi! ¡Tarado! Si