REINA DE HIELO. CAPÍTULO 17. Un detonante

—¿Cómo que tú no me encerraste?

Estoy con el teléfono apretado entre las manos, pegado a la oreja como si fuera una cuerda salvavidas. Mi voz suena más aguda de lo normal. Me escucho nerviosa, porque lo estoy. ¡Mucho!

“Alma, escúchame” responde Viktor, con un tono tan serio que me hiela la sangre. “No sueltes el teléfono. Quiero que busques un gabinete o algún sitio donde puedas esconderte. Voy en camino, pero escóndete, ¿sí?”

—¿Qué está pasando…?

“No lo sé, pero no quiero correr riesgos. ¡Vamos, muévete niña!”

Mi corazón da un salto. Empiezo a caminar rápido por el laboratorio, mirando alrededor como si fuera la escena de un crimen. Las luces fluorescentes parpadean ligeramente, y de repente cada sombra me parece una amenaza. ¿Estoy exagerando? Tal vez. Pero la forma en que Viktor lo dice… como si de verdad pudiera pasar algo. Eso es lo que me asusta.

—Aquí, aquí —murmuro, más para mí que para él. Encuentro un gabinete grande, de esos donde s