CAPÍTULO 61. Un propósito superior
CAPÍTULO 61. Un propósito superior
Hay que decirlo: Viggo impone. Es un hombre que tiene enorme desde el ego hasta el… diamante. Él lo sabe, yo lo sé, y todos los que se cruzan con él lo saben al instante, porque cuando se gira hacia la dependienta esta solo da un paso atrás y pasa saliva bajando los ojos al suelo.
—Busca el vestido. Ahora. Porque te recuerdo que tu salario no es ni la vigésima parte del valor de esa venta. ¿Además quieres que te despidan? —ordena Viggo y un segundo después la dependienta corre en dirección al piso superior.
Y eso, por supuesto, solo le provoca un ataque de furia a la mujer que queda frente a nosotros. Quizás porque cree que yo no tengo con qué pagar, pero el traje de diseñador que lleva Viggo y que posiblemente cueste más de quince mil dólares, le confirma que él sí que puede.
—¡Vaya que eres rápida, zorra! ¿Ni siquiera se han enfriado los papeles del divorcio y ya te estás consiguiendo a otro iluso al que puedas desplumar? —Su voz suena tan amarga q