CAPÍTULO 115. Donde todo termina
CAPÍTULO 115. Donde todo termina
Mi estómago se revuelve y mis dientes se aprietan sin que pueda evitarlo. De sobra sé que esto era lo que quería, pero nunca esperé que fuera tan literal. Y por otra parte la sensación de que hay algo más, algo que no sé, no se me quita. Llamémoslo instinto, lo cierto es que ya no me trago cuentos ni dramas de nadie, mucho menos los suyos.
—Seis horas es demasiado tiempo amenazando con saltar —murmuro—. Por una parte me alegra que no tuviera ni idea de que no estábamos en el país, y por el otro… bueno, necesito saber qué pasó. Porque te aseguro que esto no es gratis.
Viggo asiente tecleando rápidamente en su celular y mi respiración se vuelve pesada. No sé si es sorpresa, confusión o incredulidad lo que me provoca esta situación, pero definitivamente no siento lástima.
Viggo me sube a la camioneta en el asiento trasero y sé que no se va a dar el lujo de ponerse a conducir o ir sin escolta en medio de esta… llamémosla “crisis”. La cuestión es que el aut