CAPÍTULO 57. Alguien a quien arreglar
CAPÍTULO 57. Alguien a quien arreglar
Trago saliva y por un segundo trato de ser el pilar en esta… lo que sea que tengamos.
Viggo parece estar buscando algún rincón donde hundirse y desconectarse de todo, y aunque sé que de preferencia ese rincón es mi cuerpo, quizás haya un poco más que pueda hacer.
—Ven aquí —le digo tirando de su mano para llevarlo al sofá y lo hago sentarse. Nada es fácil con él, siempre parece tan en control de todo, como si nunca necesitara a nadie. Pero hoy... hoy solo está tan roto como yo, y necesito entender por qué—. Ven siéntate, te aseguro que te va a gustar.
Viggo me mira un momento, y finalmente, como si no pudiera resistirse, se acurruca en el sofá, dejándose caer de espaldas con un suspiro pesado. Me subo sobre él, y aunque mi peso es nada comparado con el suyo, sé que sentirlo le gusta y veo cómo se relaja un poco.
—¿Quieres masaje, terapia, consuelo, que te haga de comer o que sea la comida? —le pregunto con suavidad y siento sus manos recorriendo