CAPÍTULO 68: Bajo el signo de la flecha
La tormenta ya ha pasado, pero el aire sigue pesado, cargado de humedad y el retumbar lejano de la tormenta parece quedarse en mis huesos. Me paro en la cubierta, miro hacia el horizonte, pero mi mente no para de dar vueltas. La tranquilidad del mar después de una tormenta siempre me pone incómoda. Como si el océano estuviera avisándonos algo.
Ren se me acerca en silencio, sus pasos son suaves sobre la madera, pero no hace falta mirarlo para saber que está preocupado.
—Hayabusa —dice, y su voz es baja, casi un susurro.
—¿Cambió de posición? —pregunto porque solo imagino que ese barco pueda estar acercándose—. Si está navegando en esta tormenta in recalar… debe ser un navío de gran calaje para soportarlo.
—Ese no es el problema —responde Ren y me giro hacia él porque solo imagino que esa tensión en su voz debe tener un motivo poderoso.
—Ese barco está demasiado cerca.
—¿De nosotros?
—No… Del Barba Negra.
Frunzo el ceño, i mi instinto se activa in