REINA DEL MAR. CAPÍTULO 74. Una reina sometida.

El aire está denso, como si el mundo alrededor de nosotros estuviera suspendido en el tiempo.

—¿Vas a decirme que no quieres que haga esto? —me pregunta con voz rasposa, casi un susurro.

Y sé que es un reto, pero no me importa, solo asiento sin decir una palabra. La tensión entre nosotros crece, cada respiración es más profunda que la anterior y lo veo inclinarse, despacio, como si cada segundo fuera parte de algo mucho más grande. Su mano roza mi vientre, y un escalofrío recorre mi columna. Siento el calor de su cuerpo pegándose al mío, de sus manos recorriéndome, de su aliento sobre de mi piel.

Un suspiro escapa de mis labios antes de que pueda detenerlo, y Ren sonríe. Esa sonrisa me dice más que cualquier palabra: ahora ya no hay vuelta atrás.

—Relájate —susurra, y antes de que pueda responder, sus labios trazan una línea lenta y precisa sobre mi piel, haciendo que mi respiración se vuelva irregular.

Lo siento con casa roce. Lo que es