-Maldito, maldito, maldito- maldije con fuerza, mientras caminaba de un lado para otro dentro de mi despacho, Reiko me seguía con la vista sin saber que decir.
-¿Lo ves?- levanté el folder con el informe de mi estado financiero- esa maldita rata me ha estado roban desde hace mas de 20 días- lancé el informe con fuerza sobre mi escritorio.
-Pues da aviso para que bloqueen la tarjeta- comentó Reiko sin parpadear.
-Ojalá fuera tan fácil, ese maldito me sacó un poder y puede seguir utilizando mis bienes a su antojo- me dejé caer sobre la silla del escritorio mientras me tocaba el pelo con insistencia.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda… ¿cuántas otras cosas habían hecho estando ebria?, y de pronto mis antenas se levantaron, tragué saliva antes que mi garganta se apretará por completo, ¿acaso me había acostado también con Dylan?, las ideas comenzaron a reagruparse dentro de mi cabeza, tratando de armar de nuevo el puzzle, él cual se encontraba ya bastante fragmentado. Rogué mil veces