El grito de Liam fue algo primordial que rasgó el aire de la mañana.
Se lanzó sobre Dmitri con una violencia que iba más allá de la técnica o la razón. Eran años de odio destilados en puños y dientes y un rugido que no sonaba completamente humano.
El primer hombre que intentó detenerlo recibió un codo en la tráquea. Cayó ahogándose. El segundo perdió dos dientes y la consciencia cuando la cabeza de Liam conectó con su rostro. El tercero intentó dispararle pero Liam le rompió el brazo en dos lugares antes de estrangularlo con sus propias manos.
Eran manos desnudas contra rifles automáticos.
Y las manos estaban ganando.
Stephano se movió simultáneamente. Sacó su pistola y comenzó a disparar con una precisión que hablaba de años de práctica. Cubrió a Valentina mientras esta arrastraba a Danna detrás de uno de los SUVs.
—¡Quédate abajo!
Valentina gritó por encima del sonido de los disparos.
Pero Danna no podía quedarse abajo. Sophia estaba sangrando en medio del espacio abierto.
Se lanzó h