Mundo ficciónIniciar sesiónVendí a Marcus y cuarenta rebeldes a Luna (satélite), y lo hice mirándolo directamente a los ojos mientras le rompía el corazón.
Mis dedos se deslizaron sobre el comunicador con una frialdad que no reconocía en mí misma. El dispositivo cobró vida con un zumbido suave, proyectando inmediatamente la imagen holográfica de Luna en el centro de la habitación. Su rostro sereno, enmarcado por esa melena plateada que flotaba como si estuviera bajo el agua, se materializó con una claridad que hizo que el aire mismo vibrara.
—No —gritó Marcus desde el rincón, comprendiendo demasiado tarde lo que acababa de presenciar—. ¡NO!
Pero ya era demasiado tarde. La conexión estaba establecida.
Luna apareció físicamente en menos de un latido. No hubo destello de luz ni portal dramático. Simplemente no estaba, y luego estaba, como si el







