Mundo ficciónIniciar sesiónEl bebé nació con los ojos abiertos, mirando directamente a Luna (satélite), y su primera palabra telepática fue: Abuela.
La sala de parto se sumió en un silencio antinatural. Los médicos permanecían inmóviles como estatuas, sus manos congeladas a medio movimiento, sus respiraciones suspendidas en el aire. Solo sus ojos se movían, dardos de terror que saltaban entre el recién nacido y la figura etérea que flotaba junto al techo.
El bebé había nacido solo. Sin contracciones finales, sin el último empujón desesperado de Selene, sin las manos expertas que debían guiarlo al mundo. Simplemente había emergido, sereno y completo, cortando su propio cordón umbilical con un pulso de energía que hizo parpadear las luces de la sala.
Sus ojos eran completamente negros. No había blanco, ni iris, ni pupila distinguible. Solo oscuridad abs







