Mundo ficciónIniciar sesiónSelene me arrastró por los pasillos del castillo con fuerza que hacía que mis pies apenas tocaran el suelo, mis dedos de los pies raspando contra las vértebras que formaban el piso mientras intentaba mantener algo parecido al equilibrio, aunque sabía que dónde me llevaba el equilibrio sería el menor de mis problemas.
La cámara de castigo era exactamente lo que su nombre sugería—habitación donde el sufrimiento había sido refinado hasta convertirse en arte oscuro practicado durante siglos. Las paredes estaban cubiertas con instrumentos que reconocí de historias que mi madre adoptiva—cuyo rostro aún no podía recordar—me había contado cuando era lo suficientemente joven como para pensar que los monstruos solo existían en cuent







