Richard Müller—Permíteme mostrarte la habitación donde te quedaras —Digo tomando la mano de Alex subiendo los escalones hasta la segunda planta.Luego de fugarnos del Club para evitar un altercado con Bonnet a solicitud de Eli y Alex, nos dirigimos en dirección diferente a Marian. Mi plan un lugar donde ella se sienta segura sin el temor que en cualquier momento pueda aparecer Jonathan.Aunque en lo personal no me importa enfrentar a Bonnet para dejar las cosas claras. Me contuve porque, no quiero provocar más estrés en Alex, suficiente ha tenido en estos días que estuve fuera en Alemania.Por eso mismo estamos a las afueras de New York en una de mis propiedades que compre a los pocos meses de llegar a este país. Un lugar que considero mi refugio en mis momentos estresantes por eso mismo casi nadie conoce la localización de esta residencia.—Aquí estarás cómoda Alex puedes tomar un baño mientras preparo algo para comer por suerte tengo alguien que se encarga de mantener limpio, ademá
Alejandra Marie Costa Sus labios se mueven sobre los míos de forma lenta, siento sus manos deslizarse sobre la tela acariciando en el proceso mis costillas, profundiza nuestro beso a medida que los segundos pasan, aunque mi mente quiere resistirse mi cuerpo tiene otras intenciones. Llevo mis manos bajo su camiseta para tocar con mis dedos sus abdominales tan firme como una roca. Mi exploración continúa mandado lejos la precaución. —Alex ¡Te deseo tanto! —Murmura llevando sus labios bajo mi cuello un agradable escalofrió se expande por mis venas. Luego imita con sus dedos lo mismo que hago con los míos, me piel sensible quiere más de su tacto. ¡Se siente tan bien! Que no logro contener un leve gemido de placer por sentirlo sobre mi piel. —Richard… —¿Qué quieres mi amor? Solo pídemelo, voy a complacerte —Dice dejando un sendero de besos sobre mi hombro izquierdo. Mi vientre se aprieta con sentir su boca hambrienta sobre mi piel desnuda. —Vamos mi niña pídeme lo que quieres soy
Alejandra Marie Costa Enzo eleva su mirada para luego salir a nuestro encuentro, reduzco mis pasos hasta detenerme completamente con Richard a mi lado. Es difícil dejar de notar la bruma pesada que se expande en el ambiente del lugar tras nuestra llegar. —Alex, gracias a Dios llegaste mamá pregunto por ti hace un momento —Dice con una expresión en su rostro de confusión con la presencia de Richard. —Enzo, no quiero preguntas de acuerdo. Él es Richard —Presento cortante no voy a caer en ningún tipo de interrogatorio en este momento —¿Qué sucede con mamá? —Los médicos piensan que sufrió un pre infarto están realizando una serie de estudios para investigar la causa así cumplir un tratamiento más preciso —Mi hermano se queda en silencio unos segundos para luego agregar con duda —Alex debes volver a casa mamá te necesita. Sé que en este momento no es de tú agrado papá, pero todo debe quedar en el pasado por el bien de ella. —Enzo, hablas en serio ¿Adónde se supone que debo regresar? N
New York Día del aniversario. —Señora Alejandra, todos los preparativos en el jardín sur están listos, pronto los invitados llegarán para la fiesta —Murmura en el umbral de la puerta, mi asistente Raquel. Asiento agradecida por qué, sin ella y con la ayuda de los demás que trabajan en el servicio de esta casa, sería imposible lograr organizar la celebración del aniversario de nuestro matrimonio. Hoy se cumplía un año de matrimonio, quería que fuera un evento especial para celebrarlo, había invitado a su familia, mi familia, amigos y socios de mi marido, para qué compartieran con nosotros este día. Todo estaba en marcha para que fuera registrado el gran evento social del año, por las revistas de sociedades tanto nacionales como internacionales, una petición que no compartía, pero considerando la identidad de mi marido no podía negarme a la solicitud de mis suegros. —Gracias, Raquel, por toda la ayuda, trasmite mi agradecimiento a todos los demás integrantes del servicio – Comento
Alejandra Marie Costa de Bonnet Todo en la mansión estaba dispuesto para celebrar nuestro primer aniversario, los invitados personas cercanas a la familia como socios de negocios de mi marido, pululaban de un lado para otro en conversaciones que para mí no tenían ningún sentido. Entre todas esas personas pretenciosas se encontraban mis suegros, que no paraban de elogiar todos los logros de Jonathan con sus amigos y socios de negocios. Me encontraba impaciente porque se presentará mi familia, solo con mis hermanos Enzo y Fabio aquí me sentiría más tranquila, pero ellos llamaron temprano expresando su tardanza a la fiesta, por qué debían hacerse cargo de un imprevisto primero. Yo era la menor de una familia enorme de ascendencia Italiana perteneciente de Brescia, en la región de Lombardía. Nuestra vida era tranquila en ese entonces y continuo de esa manera, incluso después que mi familia se mudó a los Estados Unidos por negocios cuando yo tenía la edad de seis años. Pero las cosas
Alejandra Marie Costa de Bonnet —Raquel, puedes ayudarme con los invitados, debo hablar con mis suegros sobre Jonathan —Digo con un nudo formándose en mi garganta. —Señora Bonnet, no quiero ser entrometido, pero debería sincerarse con sus suegros, no puede cargar con eso sola, los señores Bonnet son comprensivos. Mis suegros compresivos algún día quisiera ver eso… pero, ellos solo comprendían a una sola persona su hijo mayor y nadie más fuera de su núcleo familiar. —Lo sé, Raquel, gracias porque siempre estás de mi lado –Veo, pena en su ojos eso me pone aún más triste. —Siempre señora, voy apoyarla, aunque parezca entrometido de mi parte quiero expresar mis pensamientos, señora debe ponerle un paro al señor Bonnet, por su propio bien. Son muchas las ocasiones que hace esto no es justo para usted. Estoy de acuerdo con ella, sin embargo que puedo hacer divorciarme, se formula la palabra en mi mente. —Gracias, Raquel. Iré en buscar de mis suegros —Me despido de ella con mis ojos
Alejandra Marie Costa de Bonnet Me mantiene entre sus brazos de manera posesiva, comienzo a sentirme nerviosa por los rumores que su cercanía pueden desatar en los presentes, por lo que miro en diferentes direcciones notando que nadie está exactamente interesado en nosotros. Eso alivia un poco mis preocupaciones que se malinterprete esta cercanía entre nosotros. —Señor Müller, estoy bien puede soltarme por favor, así evitamos murmuraciones por parte de los invitados de mi marido. Pero el hombre que me sostiene entre sus brazos se niega hacerlo actuando contrario a mi solicitud, deja de envolverme con su calor para tomar mi mano y llevarme con él a un lugar apartado. No sé, ¿Cómo estoy permitiendo que este extraño decida por mí en este momento?, pero acepto que me invade una emoción extraña de anticipación. Llegamos al final del pasillo en ese lugar está el invernadero nadie se acerca por aquí a estas alturas de la noche es una ventaja para que nadie me mire con el invitado de J
Alejandra Marie Costa de Bonnet —Alejandra, ¿Cómo es que te vas de tú propia fiesta de aniversario, estás loca? Quieres que todos comiencen con murmuraciones —Se alarma mi suegra tomando mi antebrazo con fuerza —Ni se te ocurra salir de aquí criatura del demonio, bastante tengo que soportar tus impertinencias muchachita, ingrata. Ven conmigo ahora. Si nos disculpa señor Müller necesito hablar con mi nuera un par de minutos. Me lleva por la fuerza con ella, dejando a tras al señor Müller que nos observa muy sorprendido. En su mirada veo su intención de seguir mis pasos. Pero niego con un movimiento de mi cabeza. Debía tener esta conversación con mi suegra sin audiencia. Pasamos entre muchas personas que ni se enteran que realmente está pasando, como siempre mi suegra es muy buena para guardar las apariencias, nadie se imaginaria que me está obligando ir con ella. En todo nuestro camino donde sea que me lleve, ella sonríe y saluda, a quien se nos cruza por enfrente como si nada. El