—Buenos días, Duncan, querido.— expreso Grace extendiendo la mano hacia Duncan, indicándole que se aproximara a ella.
Elara noto que Duncan la miro en su dirección un instante y luego comenzó a caminar hacia ella sin apartar la vista de su hermano. Duncan saludó primero a Grace, con un beso en la mejilla, y luego, a Elara con un beso en los labios, pero al hacerlo, noto la herida que tenía en los labios.
—¿Qué te paso?—expreso Duncan, después de sentir la extraña textura dura sobre sus labios delicados. Los miro de cerca tomando delicadamente el mentón de Elara para examinarla mejor, su herida parecía profunda.—¿Te duele?
Instintivamente, Elara se ruborizó al recordar el motivo que había causado esa herida, se sentía avergonzada de haber permitido que el hombre que estaba a tan solo un metro y medio de distancia la hubiera besado, no cualquier hombre, sino el hermano de su prometido.
—Me caí...—expreso Elara desviando la vista, no podía ver a Duncan a los ojos mientras le mentía en l