Capítulo 46

Keith se agitó en las sábanas de seda. No dormía; caía. Caía en los terribles recuerdos que habia enterrado en su memoria, ese oscuro pozo donde el tiempo se había detenido y el aire olía a moho, miedo y acero frío. Los recuerdos de la prisión no eran precisamente agradables, era una enfermedad que volvía cada vez que su mente bajaba la guardia.

En su pesadilla, las sombras de los bloques de celdas se alargaban y se acortaban, proyectando figuras inhumanas y distorsionadas en el pasillo estrecho. Escuchaba el arrastrar de pies de los guardias, el tintineo metálico de un llavero que era siempre el anuncio de que algo malo sucedería, y luego las voces, bajas y ásperas, riendo mientras se acercaban. Eran los rostros desfigurados de aquellos que veían tras de él. Sus puños se cerraron al recordar la impotencia, odiaba revivir el acoso y la humillación. El olor salobre del miedo y el metal era un fantasma que se aferraba a su garganta.

El sueño se oscureció y el sonido del acero se intensi
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