—Me asustaste —reprende ella.
—Así que después vas a encargarte de mí? —le susurra en el oído y luego muerde el lóbulo tironeando de él con suavidad.
—Es lo que dije —afirma—. Ahora apartere que pueden vernos —eso hace reír a Gaby.
—Luego de lo que dijiste dudo mucho que se sorprendan de encontrarnos así —insinúa apretando sus caderas—. Además, ¿por qué deberíamos ocultarnos? No somos adolescentes —se queja.
—No lo sé. Ellos solo saben que eres mi compañero.
—Ellos saben más que eso —besa su cuello—. Pero es verdad yo cometí el error de presentarme como tu compañero y no como tu hombre —ella se gira para mirarlo.
—¿Qué estás diciendo? —murmura ella.
—¿No soy claro? —le sonríe—. Saben que estamos juntos o que algo pasa entre nosotros, no son idiotas, pero puedo ser claro y que no haya dudas. Puedo presentarme de ahora en más como tu pareja y si tengo que ir a hablar con tu padre, pues lo haré. ¿Tengo que ponerme un traje para hablar con él? Si es así puedo hacerlo…
— ¿Estás hablando en