Noe abre y cierra la boca como un pez fuera del agua, quiere decir algo, preguntarle si está bien, pero nada es emitido de sus labios.
—Perdón —repite el morocho mirando al suelo—. Perdón —vuelve a decir con fuerza y esta vez mirándola directo a los ojos—. Perdóname, por favor.
—Po… ¿Por qué? —cuestiona, balbuceante y confusa.
—Por todo —le responde. Se levanta de un salto para acercarse a ella, en donde vuelve a caer de rodillas y la toma de las manos—. Por lo que te hice, por lo que casi te hago, por lo que puedo llegar a hacerte —suelta sin respirar.
—¿De qué estás hablando? ¿Lo que casi me haces? —Ella lo mira temiendo de lo que pueda haber hecho, siente como las manos de él tiemblan y sudan haciendo más fuerte el miedo dentro de ella—. Gaby, si esto es por lo del cementerio…
—Sí —interrumpe él—. Y por lo que estuve a punto de hacer. Soy un idiota, yo te forcé a que estuviéramos juntos, yo te insté a que nos arriesgáramos, a pesar que ninguno de los dos sabe manejar una relación…