—Debes estar jodiendo —entona el morocho apretando su frente contra la de ella—. No puede estar pasando esto —sigue hablando cuando escucha que el timbre vuelve a sonar.
—Es mi hermana —le hace saber ella.
—Que se vaya, no atiendas. Terminemos esta conversación, por favor —suelta todo sin separarse de ella, ni abrir ojos.
—Sino atiendo va a entrar —Los ojos del morocho se abren con rapidez para mirarla.
—¿No soy el único que entra como un ladrón?
—Ella tiene un juego de llaves —responde.
—¿Por qué carajo tu hermana tiene llaves de tu apartamento? —la pregunta de Gaby fue casi un grito.
—Suelo perderlas, ella tiene el repuesto —le explica la joven y sonríe cuando ve que el morocho cierra los ojos con fuerza y se pasa una mano por el rostro frustrado.
—Debes quitarle esas llaves —lanza cuando escucha que la hermana de Noe está metiendo la llave en la cerradura.
—No voy a hacer eso —retruca ella con el ceño fruncido.
Gaby la mira y sonríe de costado.
—No hemos terminado esta conversación