ADAM —¿De verdad vas a molestarte? —replicó Rory.—¿Cómo quieres que lo deje así?Ella me miró como si de verdad hubiese perdido la cabeza.—Adam—dijo ya con fastidio—, solo son niños.—Ah, ah, tienen diez años, a su edad ya me interesaban las chicas.—Apenas hace dos días fue la competencia de Alice y sigues con eso, si me entero que investigas al pobre niño se lo diré a Holly.Fruncí el ceño, maldición, ahora todos sabían que mi debilidad era Holly.—Voy a cuidar a esa niña con todo lo que tengo, así sea por un niño bonito como ese.Rory resopló.—Estás perdido, tienes dos niñas más.—Que me aman porque aún creen que soy su príncipe.—Un enfermo mental diría yo.—No me gusta tu actitud mezquina.—Pues es la misma que un West.—Ya, ya, levanta el culo y vamos por Nicholas, la junta ya debe comenzar.Rory se había graduado en Psicología empresarial, pero, actualmente, trabaja en la empresa manejando las obras de caridad y planeando los eventos, ayudaba bastante en la mejoría del desa
Subí a dormirlo, dejé el reproductor de música, muy bajito, para que pudiese dormir, luego fui a nuestra habitación, Holly aún no llegaba. Quité mi ropa para esperarla a ducharnos, en la cama, continúe mirando el dibujo de Leo, así como el retrato que Celine había pintado de su hermana, había pintado a Cielle con su traje de ballet. La primera mariposa que Alice disecó, así como el primer examen universitario de Anthony.Holly entró a la habitación, estirando los brazos y soltando un bostezo, arrastró los pies hacia la cama.—Estoy muy cansada.La acuné en mis brazos.—Ya puedes relajarte—le besé la frente—, yo te cambio.—Hum—masculló somnolienta.Desenganché su overol, y se lo quité, dejándola en calcetas lilas con flores, braguitas blancas y blusa rosa de rayas, soltó un gemido al acomodarse.Todo mi cuerpo se sobre calentó y aquel tipo se levantó rápidamente apretándome los calzoncillos.—De… ¿estás muy cansada?—Hum—ella estiró sus brazos debajo de la almohada, abrió lentamente l
ADAMNo hubo rincón en la casa que no hubiese sido probado por nosotros, lo mejor de todo fue hacer el amor en el balcón, en esos sillones blancos, cabalgando en el atardecer.No me cansé de hacer el amor y ella tampoco. Ese día la pasamos desnudos, hacía calor y la ropa nos estorbaba.Por la noche decidimos salir a cenar, sorteamos entre las callejuelas estrechas y nos quedamos en pequeño local donde apenas y había tres mesillas, con dos sillas casa una, solo una de las mesas estaba ocupada.—Este es perfecto—me dijo ella, tirando de mí.El cocinero se acercó amablemente, explicándonos las buenas recomendaciones del día, Holly lo miraba interesada, pero luego me miró. Le expliqué en qué consistían los platillos y ella escogió uno familiar.—Avli Milos—leyó el cartel—¿Qué significa?—Jardín de manzanas.Miró alrededor.—¿Y las manzanas?—Oh, al parecer aun no es temporada.—Sabes—se recargó en una de sus manos—, siento como si fuésemos novios.Me reí.—Pero estamos muy casados.—Lo sé
DAKOTACorrí hacia la carretera, pero unos brazos me alcanzaron sin siquiera haber salido del todo de la gasolinera.Al final, no pude deshacerme de Nicholas West. Patalee y lo golpee—¡Bájame!—No quiero lastimarte—volvió a meterme al auto, se recargó en la puerta—. ¿Dónde crees que ibas? —Lo miré furiosa, pero no contesté—, no puedes irte de mi lado, quieras o no, van a encontrarte y no te garantizo que te quieran viva.Temblé ante sus palabras, furiosa e impotente. Por primera vez desde que Nicholas me rescató en medio de todo ese caos, solté el llanto de frustración.—Basta, no llores—dijo brusco—, tienes que controlarte un poco—estiró las manos para mis mejillas, pero lo golpee lejos.—No me toques—gruñí.Desde entonces hemos pasado quizá veinte minutos sin decir nada. Conducía en un estado serio, me había hecho un ovillo en el asiento, consolándome. —Toma esto—me arrojó un paquete de galletas—, necesitas comer.Aún estaba molesta por nuestra discusión anterior.—No lo quiero
DAKOTA—Ella no debe haber venido sola—me dijo—, debemos salir de este auto.Intenté calmarme, pero si ese hubiese sido el caso, ¿Por qué estaba sola?, aquellos hombres ya nos hubiesen encontrado, el camino parecía despejado.El corazón me latía con fuerza por la adrenalina, respiré profundo, intentando distraerme.—¿De verdad se metió con tu padre?Él hizo una mueca, al menos me reconfortaba saber que había personas más horribles que yo.—Si—confesó.¿Cómo podía estar como si nada esa mujer? haberse metido con el padre y los dos hijos.—¿Cómo te enteraste de ello?—No es algo de lo que quiera hablar.Me llevé las manos al cabello, sobándome la parte donde me había tirado.—¿Te duele?—Un poco—jadee—¿Qué hace aquí ella?, Holly me dijo que Adam la había retenido.—No lo sé, Pearce debió haberla sacado de donde sea que estuviese… aun no me explicó por qué estaba con él.Apreté los labios.—Entonces… ¿la conocías bien?Él sonrió de lado.—¿Celosa?Fruncí el ceño.—¿Por esa perra loca?, c
HOLLYEn medio de la balacera, el terror que viví en ese momento me hizo creer que jamás sobreviviría.No hasta que el agente Dominic Bonhuer me sacó de ahí, un convoy de agentes se enfrentó a los sicarios, entonces Dominic aprovechó para meterme a uno de los autos blindados y sacarme de ahí.—¿Estás herida?—No.Nos alejamos de ahí mientras los agentes se encargaban de todo el caos. Intenté controlar los temblores de mi cuerpo, el cuerpo me dolía por la tensión y la mandíbula también, estaba sudando.Nos alejamos a toda velocidad de ahí.—Esto es lo que pasa cuando sales con el CEO del corporativo West ¿no?Soy la madre de dos niños, directora de una institución y novia de un presidente del corporativo a quien están cazando unos sicarios. Estoy en blanco, no sé cómo reaccionar y este tipo haciendo comentarios fuera de lugar.—No es momento de tus bromas ¡Sácame de aquí!Dominic conducía demasiado rápido, tenía que aferrarme al asiento.—No es seguro, debemos quedarnos en un pueblo ce
HOLLY—No acepto ningún tipo de cantante o trovador en este lugar—gruñó el búfalo este, por suerte hablaba mi idioma.Después de recorrer cuatro tabernas y que en ninguna nos aceptaran, no iba a rendirme con este último. El dueño de la taberna parecía toda una caricatura, con el cabello largo y esponjado, barba enorme, gordito y enorme. —Por favor, señor, prometo que no será en vano—pedí, haciendo el intentó más grande por ponerle ojos de cachorro.—¡Ya dije que no! —gritó el gordo búfalo peludo.Mi mamá me dijo que no tengo que rogar nunca, pero esta es una emergencia, se trata de mi vida, o bueno, al menos solo es para refugiarse.—Piénselo bien, le prometo que habrá muchas ganancias.Me miró examinándome, ¿a quién no le agrada ganar dinero?—¿Y si se van todos?—Nada de eso—le sonreí anchamente—, verá que será la mejor idea que haya tenido nunca.Sí, sabía que iba a dudar, seguramente no lo hubiese dudado si fuese una cara bonita.—¿Siempre es así de molesta? —bufó hacia Dominic.
ADAMEl grito salió desde lo más profundo de mi.Impactado, sentía un agujero profundo en mi pecho, un dolor sin expresión física.Esas últimas fuerzas que pude soltar me robaron toda la energía, pero el punto de mi enfoque y las esperanzas, fue el rostro asustado y resignado de mi Holly.Cuando ella desapareció de mi vista, no me importó si yo me desangraba.—Tengo que… ella—protesté apenas despegar los labios.Sentía el auto alejarse y unas manos rápidas y toscas colocándome vendajes, sentí un pinchazo en el cuello. Se escuchaban los fuertes impactos contra los vidrios, en el armazón del auto.—Holly—mascullé, el chocar de mis dientes hizo que me doliera la cabeza.Mi cuerpo estaba flojo, demasiado débil, me esforcé por tener abiertos los ojos, “Por favor, amor, abre los ojos” escuchaba las palabras de Holly.Me aferré a ella, a la cantarina voz que me mantenía flotando, trayendo conmigo su rostro. Perdí la noción del tiempo, cuando menos me lo esperé ya estaba en otro lugar, apenas