A la mañana siguiente desperté por los suaves y dulces besos de Edward en mi abdomen, luego me hizo demasiadas cosquillas y estallé en risas. Así es como imagino mi vida a su lado, lleno de color, alegría y motivación; es el hombre que se amolda y se acopla perfectamente a mí, ¿cómo no amarlo?
—Cariño me hago pisss…—logro decir entre risas.
—Ya extrañaba escucharte decir eso. Anda, pero vuelves a la cama conmigo.
Fui corriendo al baño e hice mis necesidades, me llevé tremenda sorpresa cuando me miré en el espejo y me di cuenta de que en el lavamanos hay dos cepillos dentales, uno azul y otro rosa con una etiqueta que dice:
«Porque las mañanas a tu lado son felices y perfectas. Quiero que amanezcamos así siempre. Con mucho amor para mi preciosa».
«Awww qué bello es mi amor».
Me cepillo, tomo la etiqueta y regreso a sus brazos.
—Gracias por alegrar mi mañana de esta manera cariño. Te amo—le digo sonriente y le doy un beso en los labios que recibe gustoso.
—Eso es poco para lo que te me