CAPÍTULO OCHO

ELAXI

Observo atentamente el rostro de Ozzian, hace tres horas que despertó, me rodeó el cuello y me asfixió, aunque no duró mucho, ya que enseguida se volvió a quedar dormido. No tengo idea de qué hacer con él. Cuando el médico me comunicó que estaba dado de alta y que podíamos retirarnos en cuanto despertara, decidí trasladarlo a mi apartamento.

Solicité ayuda a uno de los policías que supervisaban el edificio, para cargarlo y llevarlo a mi cama, no es lo habitual, pero tampoco puedo prolongar mi tiempo en el hospital, sé, por mi padre, que mi madre me ha estado buscando en los registros de los hospitales, por lo que no quiero despertar sospechas, ella no es una mujer tonta, es capaz de localizarme si cometo el mínimo error.

Desconozco si Ozzian tiene amigos fuera de la escuela que lo puedan ayudar, o familia. Recuerdo a los chicos del taller, pero no tengo idea. Él no tenía su teléfono móvil, seguro lo dejó en el departamento y, con la explosión, lo más probable es que se hiciera m
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