El cielo parisino se teñía de tonos anaranjados mientras el sol comenzaba a ocultarse tras los edificios históricos. Valeria se miró en el espejo de la suite del Hotel Plaza Athénée, ajustando el vestido de seda color champán que se ceñía a su cuerpo como una segunda piel. La gala benéfica de la Fundación Costa era el evento del año en el mundo empresarial europeo, y aunque había asistido a decenas de eventos similares, este tenía un sabor diferente.
—¿Nerviosa? —La voz de Enzo resonó desde el umbral de la puerta. Llevaba un smoking negro que contrastaba con su piel bronceada, el cabello perfectamente peinado hacia atrás y esa mirada que seguía provocándole un incendio en las entrañas.
—¿Por qué debería estarlo? —respondió ella, aplicándose un último to