Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer llegó demasiado rápido, arrastrando consigo la inevitabilidad de decisiones que no podían deshacerse. Valeria había pasado la noche en una habitación estéril del hotel seguro del CNI—cuatro paredes blancas, una cama funcional, y una ventana que daba a un estacionamiento vacío que se parecía peligrosamente a su estado mental. No había dormido. Ni siquiera lo había intentado. En lugar de eso, había pasado las horas oscuras revisando cada momento de su vida adulta, buscando las grietas donde la manipulación se había filtrado sin que lo notara.
A las ocho de la mañana, un coche blindado la recogió y la llevó al centro de operaciones del CNI—un edificio anodino en las afueras de Madrid que desde fuera parecía albergar oficinas corporativas pero que por dentro era un laberinto de tecnología de vigilancia y salas de interrogatorio.







