Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl caos era total y ensordecedor.
Valeria corría por los pasillos del barco, sus pies resbalando en el suelo que ya no era horizontal. El barco estaba escorado, inclinado al menos quince grados hacia estribor, y podía escuchar el sonido aterrador de agua entrando en algún lugar debajo de ella. Las alarmas seguían sonando, mezclándose con gritos en español e inglés, órdenes militares que no entendía.
—¡LORENZO! —gritó, su voz quebrándose—. ¡MATEO! ¡LUCAS! ¡SOFÍAS!
Llegó a los camarotes de los niños. Las puertas estaban abiertas, balanceándose con el movimiento del barco. Las literas estaban vacías, las sábanas todavía tibias, los jugu







