El restaurante Cielo Azul brillaba con su iluminación tenue y elegante. Valeria se miró en el espejo del baño una última vez, ajustando el escote de su vestido negro que se ceñía a sus curvas como una segunda piel. Había elegido ese atuendo específicamente para esta noche, sabiendo que todos los ojos estarían sobre ella. Especialmente unos. Los de cierto italiano que últimamente parecía omnipresente en su vida.
Pero esta noche no era para él. Era para Mateo Vidal, el fotógrafo de moda con quien había comenzado a salir hacía apenas dos semanas. Un hombre atractivo, talentoso y, lo más importante, sin complicaciones emocionales. Justo lo que necesitaba para olvidar la intensidad de lo que había vivido con Enzo.
Cuando regresó a la mesa, la tensión era palpable. Mateo conversaba animadamente con Lucía y Carlos, mientras