Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio de la habitación solo era interrumpido por el sonido metálico de las cremalleras al cerrarse. Valeria contempló su maleta abierta sobre la cama, repleta de prendas dobladas con precisión casi obsesiva. Cada movimiento de sus manos era mecánico, como si su cuerpo funcionara en piloto automático mientras su mente vagaba en otro lugar.
—Tres días —murmuró para sí misma—. Solo necesito tres malditos días lejos de todo esto.
El apartamento, que tantas veces había sido testigo de sus momentos más íntimos con Enzo, ahora parecía asfixiarla. Las paredes guardaban ecos de gemidos, promesas susurradas y discusiones que terminaban en sexo desenfrenado. Pero también escondían mentiras y secretos que habían terminado por envenenar lo que tenían.
Valeria se detuvo frente al espejo. Sus ojos, normalmente desafiantes, luc&ia







