Mundo ficciónIniciar sesiónEl Maserati negro atravesaba las calles de Madrid como una flecha oscura. Enzo conducía con una precisión que contrastaba con el caos que reinaba en su interior. Cada semáforo en rojo era una tortura, cada auto lento un obstáculo insoportable. Sus nudillos estaban blancos sobre el volante, el corte en su pómulo había dejado de sangrar pero aún palpitaba con cada latido de su corazón.
—Cazzo —masculló cuando un autobús se interpuso en su camino.
Miró su teléfono en el soporte del tablero. Ninguna respuesta de Valeria. Los tres mensajes que le había enviado permanecían en estado de "entregado" pero sin leer. O ella los ignoraba deliberadamente, o ya estaba en camino a algún lugar donde él no podría encontrarla.







