Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio en el apartamento de Enzo era tan denso que podía cortarse con un cuchillo. Las luces de la ciudad de Madrid se filtraban por los ventanales, proyectando sombras alargadas sobre el suelo de mármol. Valeria permanecía de pie junto al sofá, con los brazos cruzados sobre el pecho como si intentara protegerse de lo que estaba por venir. Enzo, por su parte, se mantenía a distancia, apoyado contra la pared, con la mirada fija en algún punto indefinido del horizonte nocturno.
—¿Vas a decir algo o seguiremos así toda la noche? —la voz de Valeria rompió finalmente el silencio, temblorosa pero desafiante.
Enzo levantó la mirada lentamente. Sus ojos, habitualmente cálidos y seductores, ahora parecían dos pozos oscuros de decepción.







