Era consciente de que me encontraba nerviosa pero no podía detenerme, las palabras simplemente salían de mis labios como si fueran bañas en una ametralladora y era capaz de sentir la mirada de Ilán, esos ojos me veían
— ¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina? Esas junto con muchas otras interrogantes son las que le tengo a Diosito, creo que antes de morir voy a hacer una lista porque ni lo quiera Él que se me olvide algo, aunque bueno se supone que todo lo ve y lo sabe por lo que supongo que ya es consciente de las preguntas que le voy a hacer, aunque siendo sincera mejor prevenir que lamentar no vaya a ser que…
Los labios de Ilán se pusieron encima de los míos y solo así fue que pude callarme, su mano me sostuvo con delicadeza y me levantó de donde estábamos sentados.
— Hasta que por fin te callas — él apoyó su frente con la mía — aunque siendo sincero me gustan todos los disparates que me dices, da un poco de risa aunque sea de nervios.
— Lo siento es parte de mí y pues soy c