Los chicos me observan como si estuviera loca y yo los observo con enojo al punto en que ellos tragan duro y tiemblan, pero, no se atreven a decir una sola cosa o recoger el teléfono que he lanzado.
— ¿Está usted segura de que no es una loba?— Lo sabríamos si no lo fuera. — le digo con obviedad y él me observa con preocupación.— Bueno, lo sabemos, pero, su mirada amenazante es tan intimidante que puede compararse con la de su esposo… el alfa. — dice el conductor y l chico que lo acompaña asiente con un temor fingido.‘Debe ser fingido, porque en este auto son ellos los que tienen la ventaja y no yo.’ Me digo mentalmente.No puedo lidiar con todo esto, pero, me sorprende que ellos me vean como alguien de respeto cuando su alfa no lo hace, cuando el señor Hawking, me toma como un maldito juego.— Vamos a la mansión Hawking. — orden