No tengo recuerdos valiosos de Irina, por lo menos, no los que me mencionan con frecuencia mis lobos, pero, sé que es alguien importante. Por eso, necesito saber algo de ella, aunque dudo que Candy me lo diga por mucho que se lo pida.
Aunque me molesta, suelto a Candy quien inhala todo el aire posible mientras tose sin importarle que yo la observe con mucho odio.— Eydran, yo te amo.— Me alteraste los recuerdos porque ni siquiera olvidando a Irina pude enamorarme de ti, ¿no es así? — pregunto con frialdad.— ¿Por qué no me amas? Yo te lo he dado todo, Eydran. Te conozco desde hace mucho tiempo y he hecho todo lo posible para que me aceptes, entonces…— Porque no eres ella. — le respondo y eso hace que ella grite como una completa lunática.— ¡Yo soy tu pareja destinada! ¡Debo serlo, maldita sea! — grita ella y mi madre se levanta para darle una