Solo dos palabras eran necesarias para sentirme la mujer más afortunada del mundo. La felicidad que siento, no tiene ni punto de comparación, porque al fin estoy siendo atendida por Eydran. Por fin se preocupa por mí.
— Hay varios hombres lobos que podrían hacer ello, así que, ¿Por qué te molestas en cuidarme si soy alguien que te desagrada? — pregunto curiosa.— Algo pasó.— ¿Qué cosa?— Recordé algo. — dice Eydran y yo imploro que sea algo bueno.— ¿Qué recordaste? — pregunto implorando que al menos este recuerdo si me favorezca.Eydran entra a la habitación y se sienta a mi lado como si realmente fuera el familiar que va a cuidarme.— Solo…— ¿Qué cosa?— Esto había pasado antes, ¿no es así? — pregunta Eydran curioso y yo de in