Teodore no tardó en aparecer nuevamente en la habitación de Pietro, llevo un poco de ropa, Pietro la observó y no podía creer el terrible gusto del hombre, todo se veía pasado de época o al menos esa era la impresión que le dio esa ropa, pero no dijo nada.
- ¡Listo, Teodore! Vamos a casa…
El doctor Wagner, al ver a Teodore, no dudó en dar el alta, luego de casi un mes, Pietro salió y respiró el mismo aire que respiraba dentro del hospital, pero este tenía algo diferente, este se sentía como la plena libertad.
- ¿Teodore? ¿Por qué me compraste algo tan anticuado?
- ¿De qué hablas?
- La ropa…
- Eso es lo que normalmente te gusta usar…
- Oh, es decir que, en mi vida actual, me gusta vestirme como anciano, sin ofender…
- Yo te lo he dicho montones de veces, pero te gusta vestirte así, te ves formal; sin embargo, en ocasiones podrías verte un poco o muy mayor.
- ¿Podemos comprar otra cosa? No me siento muy cómodo con esto…
- Bien, camino a casa, podemos pasar a alguna tienda.
- ¡Gracias!
Pi