- Papá… -dijo Laura, levantándose de su mesa y levantando su copa para brindar. – ¡Eres el mejor padre que la vida me ha podido o nos ha podido dar! Sé perfectamente que tu juventud no fue fácil y cada consejo que nos das, viene de alguna experiencia de tu pasado.
Te amo y amo que Diana esté en tu vida, ya que al final, necesitaba ser feliz, necesitabas que alguien te ame con la misma locura que solo tú puedes amar.
¡Gracias, Diana! ¡Gracias por llegar a la vida de mi padre y ser la mejor mujer para él y para nosotros! ¡Bienvenida oficialmente a la familia! ¡Felicidades, sé que, serás una excelente mamá!
Todos aplaudieron, ¿Quién mejor que Laura para dedicarle aquellas palabras a su padre? Ella había sido la niña olvidada, la niña rechazada, pero ahora, ella era una parte importante del mundo que Massimo había soñado de niño.
- Massimo, eres un magnífico hombre y sé bien que, si Laura dijo lo que dijo, es verdad.
No he podido estar contigo como hija, pero los pocos ratos que la vida no