Por otro lado, en una de las tantas habitaciones de la casa de Magnus. Se encontraba Diana, quien se encontraba acompañada de las mujeres Pellegrini, D’Angelo, sus hermanas y madre.
Cada una le daba sus mejores deseos abotonando cada una de las perlas de su vestido.
Valeria, no había podido asistir a la boda, además, consideraba que era momento de ir separando un poco aquellos temas.
Aun así, hizo una videollamada donde le expresaba lo feliz que se sentía por la pareja, ella fue quien le diseñó una bella gargantilla que en el centro tenía un zafiro, el cual fue colocado por paloma.
Aquella joya de exquisito gusto había sido diseñada por Valeria y tenía un valor personal que, solo, la mujer sabía.
Para Diana, en su momento solo había sido el momento de escuchar a una mujer que necesitaba ser escuchada. Para Valeria, Diana fue el salvavidas del cual se aferró en sus momentos más oscuros.
- Valeria, lo que me acabas de regalar es hermoso y no puedo imaginar ni el costo. De verdad, no te