No hagamos ruido
Después de la larga charla entre Pietro y Alberto, regresaron a la sala donde la abuela y Leonardo estaban.
Pietro se retiró a su habitación, diciendo que estaba cansado y necesitaba ir a descansar, además de que Guadalupe ya estaba dormida y quería hacerle compañía.
Al llegar a su habitación, Guadalupe ya se había puesto un camisón y estaba en el balcón.
- ¿Guadalupe? – Dijo Pietro al entrar y no verla en la cama.
- ¡Estoy aquí! –dijo Guadalupe desde el balcón.
- Aquí, ¿Dónde? –dijo Pietro mientras caminaba hacia el balcón con toda intensión de sorprenderla.
- ¡Aquí, corazón! –dijo Guadalupe juguetonamente.
Pietro caminaba sigilosamente para sorprenderla, al llegar al balcón la estrujó en sus brazos por detrás y ella pegó un respingo de sorpresa.
- ¡Pietro! Casi se me sale el corazón –dijo Guadalupe, sorprendida.
- ¡Mi vida! ¿Pensé que estabas dormida? - dijo el hombre con un tono lleno de calma.
- No, desperté hace un momento, te busqué, pero no estabas así, que se