Pietro manejaba su lujoso Lamborghini a toda velocidad, cuando sintió la mirada de su copiloto, Guadalupe estaba un poco asustada por la velocidad a la que iban manejando.
De pronto, a lo lejos de la carretera, esta pudo observar cómo el mar se podía comenzar a vislumbrar, una costa dorada se podía ver a lo lejos y el agua del mar era de un azul profundo.
- ¿En dónde estamos? – preguntó la chica.
- Estamos por llegar a casa, esto es Gaeta. – Dijo Pietro en perfecto español.
- ¿Tú hablas mi idioma? - preguntó sorprendida.
- ¡Claro! - contestó el hombre con una enorme sonrisa dibujada en el rostro.
- ¿Hablas más idiomas? - preguntó nuevamente la chica con cierta intriga.
- ¡Sí! Me ha gustado aprender varios idiomas.
- ¡Wow! - dijo la chica sorprendida nuevamente.
- ¿De dónde eres, Guadalupe? Aunque creo saber de dónde, prefiero que me lo digas y no mientas.
- ¡Soy de México! - dijo la chica, sintiéndose más segura.
- ¡Ya lo sabía! Ese nombre es peculiar en tu país, por no decir que es m