Marco Barzinni, Federico y su equipo de seguridad estaban en la entrada del Grupo Pellegrini, Marco vio hacia arriba y se percató de la altura de este monumental edificio.
- ¡Todo lo que hemos pasado por este maldito lugar! – Dijo Marco a Federico.
Federico no hizo otra cosa más que afirmar con la cabeza y decir:
- Señor Barzinni ¿Esta listo para tomar su lugar en la junta directiva?
- Listo, no. ¡Ansioso, si! – Dijo Marco sonriendo con frialdad.
El hombre que profesaba amor a su mujer, era completamente diferente al que estaba a punto de entrar en ese edificio. Este estaba hambriento de venganza, quería ver correr sangre, pero no se ensuciaría las manos, haría que ellos mismos fueran quienes se despedazaran, su regreso y su ingreso a la compañía, únicamente era para poder mover las fichas desde dentro.
Tiempo atrás había inyectado bastante efectivo en su época de crisis, lo que lo hacía más dueño a él, que a cualquier otro accionista de la compañía. Massimo Pellegrini solo era la fach