Mientras la noticia del embarazo de Guadalupe sacudía a Pietro y lo hacía tomar una decisión difícil, pero que aceptaría con todo el amor posible.
En Lazio, Massimo visitaba a Alessia en su apartamento, le dio la noticia de que su divorcio finalmente había sido registrado y ahora era un hombre libre.
- ¡Amor, eso es una excelente noticia! – Dijo Alessia saltando de alegría.
- ¡Lo sé! Es solo que me preocupa un poco lo fácil que la abuela puso las cosas, conociéndola no puedo tener la guardia baja. – Dijo Massimo tratando de desviar el sentimiento de tristeza que había provocado el divorcio con Guadalupe.
- ¡Amor, tranquilo! Lo importante es que ya estás legalmente soltero, ahora podemos pasearnos libremente y podemos… ¡Planear nuestra boda! – dijo la chica con ojos llenos de emoción mientras masajeaba los hombros de Massimo.
- ¡Oye! Sabes que te amo, ¿verdad? – dijo Massimo como si con eso dicho el mismo se convenciera de que ella era la mujer con la que debía estar.
- ¡Sí, mi vida! ¡