Luego de una serie de reclamos por parte de un Pietro aturdido, Marco, no pudo seguir ahí, escuchaba cada uno de los argumentos que Pietro ponía a todo lo que estaba viviendo y eso solo le estaba molestando. Marco no conocía a Celeste, sin embargo, en algo tenía razón Pietro, ella no era el tipo de mujer en la que él se fijaría, es más, Guadalupe, su Guadalupe tampoco lo fue.
- Pietro, debo ir a casa, mi familia me espera, solo te pido un favor, habla con tu hermano, hijo y prometida. Cada uno de ellos tiene piezas de tu rompecabezas, por favor, analiza bien las cosas, necesitas a todos para poder recuperarte.
- Haré lo posible, Marco… - Dijo Pietro, viendo hacia la ventana.
Marco se levanta de la silla en la que se encontraba a un lado de la cama de Pietro y este lo toma de su muñeca.
- Marco, ¿Puedo conocer a tu esposa?
- ¿Cómo?
- Quiero saber ¿quién se supone iba a ser mi esposa? Y por la que iba a cuidar un hijo que no era mío.
- ¡Pietro! ¡Dios! No creí que fueras exasperante en es