Celeste por fin pudo abrir los ojos, ella ya se sentía un poco mejor de los efectos de la anestesia, le dolía un poco la herida, pero dentro de lo que cabe, ella se encontraba bien. Al despertar, pudo sentir la rizada cabellera de Pietro, quien se había quedado dormida sobre su mano, ella sentía un poco adormecida la mano, con sumo cuidado la sacó.
Ella admiró al hombre que estaba a su lado, su rostro reflejaba mucha paz y tranquilidad, su ceño no estaba fruncido, no como normalmente lo hacía mientras dormía. Hoy se notaba más relajado, ella sonrió y, con aquella mano, comenzó a acariciar el suave y rizado cabello del hombre.
Aquel, al sentirlo, sonrió, ella lo notó y poco a poco dejó de hacerlo, él sin abrir los ojos, tomó la mano de Celeste y la posó sobre su cabeza nuevamente.
- ¡Sigue, me estaba gustando! – Dijo el hombre sin abrir aún los ojos.
Ella dejó salir una pequeña sonrisa, acarició el cabello del hombre por algunos minutos, luego de ello, ambos pudieron escuchar dos toquec