Capítulo 44. La confrontación
Leiah apenas podía sostener el teléfono cuando Eva terminó de hablar. Temblaba. Su mundo se derrumbaba pieza por pieza. La voz de su amiga aún resonaba en su mente:
—No te asustes, pero prende la televisión. Tu papá está en el hospital. Es grave, Leiah. Muy grave.
Las imágenes se sucedían como golpes secos en el pecho: el rostro de su padre entre titulares que hablaban de estafa, corrupción, escándalos financieros. Fotos de la mansión con muebles siendo lanzados a la calle. Multitudes de periodistas. Y en medio de todo, el nombre de Darren. Una y otra vez.
No podía creerlo. El aire no le alcanzaba. Su abuela, ajena a la conmoción, seguía con su rutina de odio y reproches. Pero Leiah ya no escuchaba. Tomó su maleta. Su pasaporte. Su dignidad hecha jirones. Y reservó el primer vuelo de regreso.
Apenas pisó el hospital y los medios se abalanzaban sobre ella, Silvia la recibió con una bofetada tan certera como helada.
—¡¿Qué demonios le hiciste a Darren para que nos odiara así?! —le gritó