Los bocadillos frente a ellas habían desaparecido, los envoltorios arrugados y las bebidas terminadas. Sophia recogió la basura y la llevó al contenedor mientras Jenny limpiaba la mesa con una servilleta. Se la pasó a su hermana con gesto de fastidio, y aunque Sophia bufó, la tomó sin protestar y volvió a tirar los restos.
—Cuñada, veamos una película —dijo Jenny con entusiasmo.
—¿Ver una? Pero… —Livia miró la hora en su móvil. Ya casi era de noche—. Deberíamos volver a casa, Jen. Si el señor Damian regresa a cenar y yo no estoy para recibirlo, estoy muerta.
—Pregúntale a Asistente Brown si mi hermano cenará en casa o no. Yo quiero ver algo. Salió una peli nueva con ese modelo guapísimo que me encanta.
Jenny le tiró de la mano a Livia. —Es guapo, pero ya tiene novia.
—Mira esto, cuñada. ¿Y si le pedimos a Aaron que te lo presente? —Las dos cuñadas se echaron a reír, atrapadas en su propio chisme. No importaba que él tuviera novia; solo era charla para divertirse.
Mientras tanto, Livia