SIENNA
El vestido me queda tan bien que me hace pensar en lo incómodo que será respirar durante las próximas dos horas. Aprieta mis piernas y mis pechos, dando la ilusión de que aparento tener más de lo que realmente hay.
— Diablos… ¿De qué está hecho? —murmuro.
Hace magia.
Para completar la vestimenta, Matteo me ha traído una mascara que solo cubre los ojos. Es de un color dorado vibrante con cientos de diamantes incrustados. Hace una mezcla perfecta con el vestido, para nada recatado, de un color negro oscuro.
Solo este vestido con detalles en dorado cuesta toda mi casa.
Espero que no se note lo nerviosa, aunque parece que mi sudoración no está ayudando. Mis manos resbalan cada vez que intento tomar algo. Y ni se diga sobre…
— ¿Estás lista? —Es Massimo. Que llama tres veces a la puerta.
No. No estoy lista para fingir ser tu esposa frente a asesinos y mentirosos expertos.
— Solo un momento —anuncio. Ignorando todos mis pensamientos.
Maldigo para mis adentros cuando no puedo evitar el