Un mes después, Junio
New York
Lance
Después de reubicar todo el estudio, la habitación del bebé finalmente queda libre. Logré convencer a Karina de comprar la cuna y los muebles; aún falta la decoración, pero ya pedí ayuda a mi prima Alejandra, diseñadora de interiores. Quiso venir a New York para darme una mano, pero insistí en que quería hacerlo yo mismo. Todo está listo para pintar y organizar cada detalle, así que sugerí que Karina saliera con las chicas para que la habitación fuera una sorpresa.
Paso la mañana pintando las paredes, escogiendo cada detalle, asegurándome de que todo sea perfecto. Ahora, mientras armo la cuna y coloco los muebles, adornos y algunos juguetes que compré para nuestro hijo, reviso minuciosamente cada rincón.
Siento un toque en mi hombro y, al girar, la veo con los ojos brillantes de curiosidad.
—¿Esto estabas haciendo? —pregunta, y busco su boca para un corto beso.
—¿Te gusta? —una media sonrisa se dibuja mientras recorro la habitación con la mirada. —S