La misma noche

New York

Karina

Presentar a Lance a mis padres fue un paso enorme, uno que todavía me tiene con un nudo en el estómago. Mi papá se mostró cordial, incluso simpático, pero con mamá… no estoy tan segura. Su mirada decía más que sus palabras, y conozco demasiado bien esos silencios que luego pesan más que un discurso entero. No sé qué piensa realmente de mi relación con él, y lo peor es que se desate la tormenta inevitable.

Y aquí sigo en el hall del edificio, Lance me abraza e intento sostenerme en lo único que me da calma: la forma en que me mira.

—Amor, mañana no podré verte en la oficina —me susurra en voz baja, como si no quisiera romper la intimidad—. Tengo reuniones con el personal en los hangares del aeropuerto, es por la compra del avión de carga nuevo de la empresa.

—Sí, me imagino… —respondo, acariciándole el pecho—. No debe ser fácil manejar una empresa de transporte aéreo.

Él sonríe cansado, pero con esa chispa que me derrite.

—Hay demasiada competencia en esta