Tres días después — Mayo
Londres
Lance
La visita de mi hermana le ha hecho bien a mi esposa. Puedo verlo en los pequeños detalles: Karina vuelve a sonreír, y su mirada se ilumina con una calma que hacía tiempo no veía. Creo que necesitaba tener a alguien con quien hablar de lo que no se siente lista a decirme todavía.
Yo solo cuento los días para volver a nuestras vidas de siempre. Mientras tanto, sigo al frente del grupo Mckeson, arrastrando reuniones interminables que me dejan sin aire. Hoy es uno de esos días en los que solo quiero llegar a casa.
Estoy cerrando la puerta de mi oficina cuando Michael aparece, apurado, con un fajo de papeles en la mano.
—¿Qué pasa, Michael? —pregunto, ajustando el reloj—. Voy de salida, estoy retrasado.
—Lance, debes asistir a una reunión con uno de nuestros clientes más importantes. Estoy hasta el cuello de trabajo —explica, sin apenas mirarme.
—Está bien, dame la dirección y el nombre de la persona con quien debo reunirme —resoplo, resignado.
—Es en