La semana había pasado lenta y casi tortuosa tanto para Edmond como para Derek, quien era el encargado de recoger toda la información que su padre le había solicitado, y a pesar de que Sofía siempre guardó sus problemas familiares para sí misma, siempre había personas dispuestas a hablar, más cuando los billetes estaban de por medio, de esa manera Derek llegó a los vecinos de la familia Anderson, quiénes más que gustosos se encargaron de relatar la diferencia abismal de la que ellos fueron testigos, como los Anderson siempre salían con una de sus hijas, la menor, y cómo la mayor siempre quedaba sola en casa, aun cuando era una niña de 10 años, y que anterior a eso, cada vez que salían de vacaciones y Sofía era una niña, quedaba a cargo de cualquier vecino que quisiera cuidarla, incluso de aquellos de los que nadie tenía antecedentes, simples inquilinos de una renta cercana, dejando más que claro que tanto a Manuel como a Margaret poco le interesaba el bienestar de la niña.
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