Capitulo Cincuenta y tres.
Lucrecia no podía creer lo pequeño que era el mundo y las vueltas de éste, pues si bien había conocido a Adrián cuando el pelirrojo había ido a buscar a Sofía a la empresa, nunca imaginó que Alexander terminaría casándose con la rubia, su enorme ego le decía de que ese matrimonio era una farsa, un medio para conseguir la custodia de Bautista, y el propio Adrián se lo confirmaba al hacerle saber que Sofía estaba locamente enamorada de él y que jamás lo hubiese echado al olvido en un par de meses, más luego de tener “una muerte trágica”, sin embargo ahora Adrián le aseguraba que era tiempo de atacar, presionar a los abogados para que solicitarán al juez una fecha de juicio, y todo porque Alexander estaba completamente desquiciado, porque Sofía había sido atacada y, según palabras de Adrián, la mente de Alexander estaba tan nublada ante la preocupación por el bienestar de Sofía, que estaba seguro de que no se ocuparía de Bautista, que lo mejor sería darles una o dos semanas, hasta que el